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sábado, 9 de agosto de 2008

Nuevos descubrimientos en el sistema inmunitario pueden tener la clave de la supervivencia de los anfibios

La Asociación de Zoológicos y Acuarios ha declarado el 2008 como el año de la rana, en un intento de combatir la crisis que amenaza con la extinción de los anfibios. La rana, al igual que otros anfibios, es una parte esencial del ecosistema mundial y constituye un indicador de la salud general del medio ambiente. Por desgracia, casi un cincuenta por ciento de los anfibios peligra con extinguirse. Sin embargo, investigadores europeos pueden haber dado con la clave para frenar esta tendencia.

La comunidad científica internacional no sabe explicar con seguridad el desplome drástico y repentino de las poblaciones de anfibios. Todo lo que saben es que la rápida propagación de enfermedades como la quitridiomicosis, una infección fúngica, es una de las causas principales. Esta infección proviene del hongo quitridio, en concreto de la variante Batrachochytrium dendrobatidis, y se cree que se originó en Sudáfrica. Al introducirse en una nueva zona, se contagia a través de los cursos de agua y de anfibio en anfibio por contacto, desarrollándose con facilidad en habitats frescos y húmedos.

Hoy en día no es posible detener el avance del hongo en la naturaleza y sólo una minoría de las especies es capaz de sobrevivir infectadas, sea en estado larvario o adulto. Tras infectarse, estos animales acumulan hongos y sirven de vector para futuros brotes. No todos los anfibios se ven afectados, puesto que el sapo de caña, la rana catesbeiana y la Xenopus laevis o rana de uñas africana tienen una gran resistencia a estos hongos.

No obstante, los ecologistas pueden haber dado con un nuevo aliado en la lucha contra la desaparición de la fauna anfibia. Investigadores de la Universidad Jagiellonian de Cracovia (Polonia) y del Centro Helmholtz de Investigación sobre el Medio Ambiente (UFZ) han caracterizado las marcas genéticas de los anfibios y han encontrado más de un locus del complejo principal de histocompatibilidad (MHC) clase II en un anfibio urodelo. Estos genes son primordiales para el sistema autoinmunológico de los anfibios, puesto que producen proteínas cruciales para luchar contra un ataque patogénico. Esto significa que los genes son capaces de reconocer y combatir las enfermedades.

Hasta ahora se sabía poco sobre las defensas inmunológicas de los anfibios. Antes de este estudio se consideraba que el MHC no revestía especial importancia, lo cual ha sido desmentido ahora por estos científicos. El autor principal de este estudio es Wieslaw Babik, quien llevó a cabo esta investigación como parte de un proyecto de colaboración entre la Universidad de Cracovia y el UFZ de Halle-Saale. La Fundación Alexander von Humboldt financió el estudio y los resultados se publicaron en la revista Molecular Ecology.

En su investigación, los científicos estudiaron varias poblaciones de tritón alpino (Mesotriton alpestris) en Polonia. Se trata de la primera especie de anfibio urodelo en la que se ha investigado el MHC y la primera en la que se ha encontrado más de un locus MHC II.

La investigación partió de estudios previos de ADN que mostraban que la población polaca de tritón alpino había conseguido adquirir una diversidad genética de forma relativamente rápida en sus diez mil años de historia.

Para obtener más información, consulte:
http://www.ufz.de/index.php?en=11382

http://www.amphibianark.org/Spanish/index.htm

http://ec.europa.eu/environment/index_es.htm

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