Aunque está establecido que el cerebro humano no acaba su proceso de maduración del pensamiento "adulto" sino hasta alrededor de los 45 años, un equipo de investigadores está comenzando a centrarse en la que parece ser la fase final del envejecimiento del cerebro alcanza los 60 años en adelante.
El estudio, dado a conocer por el Centro de Investigaciones sobre Población de la Universidad de Texas, en Austin, y basado en una encuesta realizada en 1996 entre más de mil 450 personas de 18 años en adelante, encontró que aproximadamente a partir de los 60 años la gente reporta más sentimientos de tranquilidad y satisfacción que sus contrapartes más jóvenes.
Los descubrimientos muestran que la vejez está asociada con más emociones positivas que negativas, pero también con más emociones pasivas que activas.
"Las emociones activas y negativas, como la ansiedad y la ira, son especialmente poco probables entre la gente mayor", señaló Catherine Ross, profesora de sociología quien coescribió el estudio publicado en mayo pasado en la revista Social Science and Medicine (ciencias sociales y medicina).
Otro reporte, de la Universidad de Chicago, publicado en abril, encontró que los estadounidenses por lo general se vuelven más felices entre más envejecen, aunque no todas las generaciones comparten el mismo nivel de satisfacción.
Ese estudio, dado a conocer en la edición de abril de la publicación American Sociological Review, registró encuestas periódicas a estadounidenses de 18 años en adelante, pero en todos los casos se les preguntó si últimamente se habían sentido muy felices, bastante felices o no muy felices.
Yang Yang, profesor adjunto de sociología en Chicago y principal autor del reporte, notó que aunque existen grandes diferencias en la felicidad entre razas y género entre adultos jóvenes, para cuando la gente llega al final de los 80 años, dichas distinciones desaparecen e, incluso ante los problemas de salud y la pérdida de amigos que implica la vejez, la gente tiene mayores probabilidades de reportar sentirse "muy feliz".
Claro que, en general, la gente tiene más posibilidades de reportar ser feliz cuando la economía es buena, como mostraron una serie de encuestas realizadas entre 1972 y 2004 en las que los altibajos en la felicidad de la gente coincidieron con auges y recesiones económicas.
De hecho, información nueva generada a partir de una encuesta internacional encontró que el "índice de felicidad" aumentó entre la gente de la mayoría de las naciones entre 1981 y 2007, reflejando tiempos económicos generalmente mejores en muchos países, una mayor tolerancia social y una mayor proporción de gente mayor en la población.
Ya sea sabiduría, serenidad, o simplemente satisfacción general, la capacidad de muchos adultos mayores de controlar mejor sus respuestas emocionales implica un mayor uso de algunas estructuras regulatorias clave en el cerebro.
Investigadores de la Universidad de Alberta, en Canadá, y de la Universidad Duke, reportaron nuevos descubrimientos en la edición de junio de la revista Neurobiology of Aging (neurobiología de la vejez).
"Estudios anteriores han generado evidencia de que los individuos de edad avanzada sanos tienen una predisposición positiva, lo que significa que de hecho pueden controlar qué tanta atención le dedican a situaciones negativas, y, consecuentemente, se sienten menos alterados por ellas", comentó el doctor Florin Dolcos, profesor adjunto de psiquiatría y neurociencia en la Universidad de Alberta.
Con respecto a la investigación, Dolcos comentó que tiene implicaciones que van más allá del entendimiento sobre la manera en que la gente mayor es capaz de ver las cosas de manera positiva.
"Si logramos entender más ampliamente el modo en que funciona el cerebro para crear una predisposición positiva en la gente mayor, entonces podremos aplicar este conocimiento para entender y tratar de una mejor manera problemas de salud mental con una predisposición negativa, como depresión y ansiedad, en los que los pacientes tienen dificultades para enfrentar situaciones emocionalmente desafiantes", añadió Dolcos. (Traducción: Mariana Toledo)
El modo en qué contamos los años en occidente toma por origen el nacimiento de Jesús, o así lo pretende. Sin embargo, es bien sabido que el monje encargado de crear nuestro nuevo calendario por allá el siglo VI se equivocó en sus cálculos. Así, resulta que Jesús no vino al mundo cuando se le suponía. ¿Cuándo nació entonces Jesús de Nazaret?
Los escasos datos de los que disponemos referentes al nacimiento de Jesús son referencias bíblicas; a partir de ellas tendremos que recurrir a la Historia para obtener datos concretos.
Referencias Bíblicas
Sólo hay dos referencias en la Biblia acerca de la Natividad. La primera (y la más completa) la encontramos en el evangelio de San Mateo, donde podemos tomar las primeras notas para cercar la fecha del nacimiento de Jesús y, de paso, encontramos la primera referencia a la Estrella de Belén:
“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.”(Mateo, 2. 1-3)
En segundo lugar, el Evangelio según San Lucas nos dice:
“Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirinio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuando era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba en cinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño” (Lucas, 2. 1-8)
No hay más que prestarle un poco de atención a estos textos para extraer algunas conclusiones. Según se indica, al nacer Jesús:
1.- Reinaba Herodes. 2.- Se estaba realizando un censo de población por orden de Augusto César. 3.- Cirinio era gobernador de Siria.
Así, si recurrimos a los datos históricos:
1.- Herodes el Grande, rey de Judea, nació el 73 a.C. y según los historiadores modernos murió después de un eclipse de Luna que pudo verse desde Jericó y antes de la Pascua Judía. Dicho eclipse podría corresponderse con el sucedido el 13 de marzo del año 4 a.C. Por tanto, Herodes el Grande pudo haber muerto a finales de marzo o a principios de abril de dicho año. Así podemos establecer una primera acotación en las fechas: la Natividad debió acontecer antes del 4 a.C. Ahora bien, si volvemos al Evangelio de Mateo tenemos que:
“Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.” (Mateo, 2. 16)
Si el hecho fue así, Jesús tendría como mucho dos años al dictar Herodes la degollación de los santos inocentes. Por lo que, basándonos en el Evangelio de Mateo, podríamos establecer una fecha para la Natividad entre el 7 a.C. y el 5 a.C.
2.- Realización de un censo. Se sabe que Augusto César mandó realizar censos con carácter tributario en tres ocasiones durante sus cuarenta años de gobierno. Los censos fueron realizados en los años 28 a.C., 8 a.C. y 14 d.C., respectivamente.
3.- Cirinio era gobernador de Siria. Hoy en día sabemos que Cirinio o Quirinius no fue gobernador de Siria antes del 6 d.C. Sin embargo, anteriormente desempeñó cargos gubernamentales desde los años 6 y 5 a.C. ¿Serían estos cargos a los que se referiría Lucas?
Por lo tanto, el margen de fechas que obtenemos del Evangelio de Lucas es más amplio: del 8 a.C. al 14 d.C.
El error del calendario de Dionisio el Exiguo
Dionisio el Exiguo fue un monje y astrónomo que vivió en el siglo VI d.C. A causa de la desaparición del imperio romano de occidente, Dionisio pensó sustituir el calendario romano (basado en los años transcurridos desde la fundación de Roma) por otro cristiano que tomara como origen el nacimiento de Jesús. Y así se lo propuso al Obispo Petronio allá por el año 531 d.C., en un intento por realzar la figura de Jesucristo en perjuicio de la de Diocleciano, emperador romano que persiguió constantemente a los cristianos.
El método que usó Dionisio se basó en confeccionar una tabla en la que aparecerían los emperadores romanos desde adelante hacia atrás, contando los años que habían gobernado cada uno de ellos. El método funciona pero Dionisio se equivocó. En primer lugar marcó el año del nacimiento de Jesucristo como el año 1 (origen, por cierto, de la polémica de finalización del siglo) y, por tanto, no tuvo en cuenta el número cero. Por otra parte, no contó tampoco con que Augusto César había gobernado con su verdadero nombre, Octavio, durante cuatro años. Por consiguiente, se deduce una diferencia de cinco años. Según el sistema de Dionisio (según nuestro calendario), la fecha de la Natividad correcta sería el 5 a.C.
Algunos investigadores, entre los que se encuentra Mark Kidger del Instituto de Astrofísica de Canarias, creen posible la determinación del 5 a.C. como el año en que nació Jesús. Es evidente que esta hipótesis conlleva cierta dosis de imprecisión y por eso se representa como tal.
Parece ser que ni el 25 de diciembre, ni hace 2001 años. La historia apunta más bien a la primavera, y cinco años antes de lo que se cree. Pero los primeros cristianos eligieron la fecha para hacerla coincidir con las fiestas paganas de exaltación del Sol. Por Juan Arias.
*Las fechas se refieren al momento del que data este trabajo: diciembre del 2001, tenedlo en cuenta.
La Navidad es una fiesta que hoy, de una forma u otra, alcanza no solo al mundo religioso cristiano, sino también a países de otras religiones y personas agnósticas o no creyentes. Es ya más que una celebración religiosa. Es un paradigma, una metáfora de un momento de mayor intimidad familiar, de arquetipos antiguos, de sueños de fraternidad perdida. Y sin embargo, sus orígenes no son claros. La iglesia de los primeros siglos estaba tan segura de ignorar la fecha del nacimiento de Jesús de Nazareth que algunos papas llegaron a castigar con pena de excomunión a los cristianos que aseguraban conocer tal fecha. Entonces, ¿El profeta judío no nació el 25 de diciembre? Ciertamente, no. No conocemos ni el día ni el mes ni el año de su nacimiento. Ni el lugar, ya que lo más seguro es que nació en Nazareth y no en Belén como siempre se ha pensado. Baste recordar que a los judíos se les nombra por el lugar de nacimiento o por el nombre del padre. A Jesús, ni los evangelistas lo llamaron nunca Jesús de Belén, siempre fue Jesús de Nazareth.
¿dónde surge entonces la idea de celebra la Navidad cristiana el 25 de diciembre? por lo pronto, hasta bien entrado el siglo IV de nuestra era, la Navidad o no se celebraba o se celebraba en otras fechas. Por ejemplo, en un cálculo del año 243 se fija el día del nacimiento de Cristo el 28 de marzo, día en el que fue creado el Sol, teniendo en cuenta que para el cristiano el Mesías es, según el profeta Malaquías, el "sol de justicia"
En el ano 194 después de Cristo, Clemente de Alejandría escribió que Jesús nació el 18 de noviembre del año 3 antes de nuestra era, pero ofreció dos fechas alternativas: el 19 de abril y el 20 de mayo. Un siglo y medio más tarde Epifanio fijó la Navidad el 6 de enero pero ofreció el 20 de mayo como la fecha de la concepción, con fechas alternativas del 21 de mayo y el 20 de junio, lo que supondría que Jesús nació prematuro entre dos y tres meses antes del término.
Sólo el año 379fue introducida la festividad de Navidad el 25 de diciembre por san Gregorio Nacianceno, defensor de la divinidad de cristo. Pero no fue una decisión pacífica. En Antioquia hubo diez años de resistencia a aceptar tal fecha, y en Egipto la lucha contra la introducción del 25 de diciembre como fiesta de la Navidad duró hasta el año 431. Y hay una iglesia, la de los Armenos, que aún hoy sigue resistiéndose a celebrar el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, y siguen celebrándola el 6 de enero.
Al principio del cristianismo no se celebraba la Navidad. Era algo que no interesaba, la única gran festividad era la Pascua. Las fiestas referidas a los apóstoles estaban ligadas al día de su muerte, de su martirio, no de su nacimiento. Una de las primeras fiestas que empezaron a celebrarse fuera de la pascua fue el bautismo de Jesús o Epifanía, que se celebraba, y aún hoy se celebra, el 6 de enero, considerando que la verdadera manifestación de la divinidad de Jesús llego durante el bautismo que recibió de su primo Juan Bautista.
El hecho de empezar a celebrar también el nacimiento de Jesús surgió de una disputa teológica. Una parte de los primeros cristianos, considerados más tarde como heréticos, concretamente los gnósticos, defendían que fue sólo durante el bautismo cuando la divinidad se reveló el Cristo, y no durante su nacimiento. Y así surgió, primero en Egipto y más tarde en todas las iglesias de Oriente, la necesidad de celebrar la festividad del bautismo de Jesús. Y decidieron que fuera el día 6 de enero. ¿Por qué? si se desconocía la fecha del nacimiento de Jesús, menos aún se conocía la de su bautismo. Al parecer, se decidió esa fecha porque los paganos, es decir, los no cristianos, celebraban la fiesta en honor a Dionisios, que a partir de la fusión de mitos egipcios y helenos, era el dios del vino, de la vegetación y de la fecundidad y la muerte. También ese día se celebraba en Alejandría el nacimiento de Eón, de la virgen Core, y esa fecha también estaba consagrada a Osiris. Según una leyenda, en ese día las aguas del río Nilo poseían poder de curación por parte de los dioses.
¿Cuándo llega la Navidad? También dicha fiesta tuvo origen en las primeras discusiones teológicas contra la secta de los gnósticos –en quienes algunos ven a los primeros teólogos del cristianismo, aunque sus escritos acabaron quemados y ellos perseguidos-, los cristianos más ortodoxos admitían que Dios se había manifestado en la persona de Jesús ya desde su concepción virginal y, por tanto, en su nacimiento. Y comenzaron, desde inicios del siglo IV, como aparece en un papiro encontrado en Egipto, a celebrar también la Navidad. Pero como se ignoraba la fecha, la juntaron al la del bautismo; así, durante mucho tiempo se celebró la Navidad el 6 de enero.
¿Cuándo comienza pues, a celebrarse la Navidad el 25 de diciembre, separándola de la fiesta del bautismo o de la Epifanía? No existe certeza absoluta de dicho cambio. Todo parece indicar que fue tras haber condenado el concilio de Nicea, el año 325 de nuestra era, la doctrina que negaba que Jesús Dios se había hecho hombre. Con dicha condena quedaba excluida la doctrina de que la divinidad apareció en Jesús sólo durante el bautismo.
Había pues, que buscarle una fecha diferente a la Navidad. ¿Por qué se decidió que fuera el 25 de diciembre? Según el relato que el evangelista Lucas hace del nacimiento de Jesús, no podría haber nacido antes de la primavera de Palestina. Cuenta Lucas que en el momento en que Jesús nació "había unos pastores acampados al raso, guardando por turnos sus rebaños". Y eso, debido a los inviernos fríos de aquella región, sólo pasa a partir de la primavera. de ahí que en el mismo siglo IV se hubiesen propuesto fechas para el nacimiento de Jesús en abril y junio. También se piensa que debió nacer cerca de las festividades de la Pascua, Ya que Lucas dice que nació en un pesebre, "porque no encontraron sitio en la posada", y las posadas se llenaban precisamente en vísperas de la Pascua, cuando los judíos se dirigían a celebrarla en Jerusalén. Todo ello en el supuesto –aceptado por la Iglesia oficial- de que el relato de Lucas es histórico y no sólo literario.
La razón por la que la Iglesia primitiva, a pesar de dicho relato evangélico, decidió celebrar la navidad el 25 de diciembre tampoco es de ciencia cierta. Todo hace parecer que los cristianos, aconsejados por el emperador Constantino –que de perseguidor de los cristianos se había convertido en el gran defensor de la nueva religión abrazando su fe-, escogieron el 25 de diciembre porque esa era la fecha de la gran fiesta pagana dedicada al Sol. También el 25 de diciembre se celebraba en el Imperio Romano se celebraba un culto solar en el seno de la religión de Mitra. Era esa fecha cuando todo el mundo pagano celebraba la fiesta de la luz y del sol. precisamente los emperadores romanos seguidores del culto de Mitra habían levantado templos al "Sol invencible". En esa fecha se hacían grandes hogueras y grandes bacanales. Entonces, los seguidores del profeta judío decidieron cristianizar la gran fiesta pagana del Sol colocando en esa fecha el nacimiento de quién, según dijimos, el profeta Malaquías había indicado que sería el "sol de justicia" de Israel.
A partir de entonces, la Iglesia de Roma hizo grandes esfuerzos para imponer esa fecha del nacimiento de Cristo, separada de la fiesta teológica del bautismo, a todas las demás iglesias orientales. pero todo hace pensar que no fue fácil ya que muchas se resistieron hasta nuestros días. La misma Iglesia de Jerusalén resistió hasta el siglo VI y siguió celebrando la Navidad el 6 de enero. En realidad, la fiesta de la Navidad, separada ya de la del bautismo, se había contaminado enseguida de las fiestas al Sol adquiriendo algunos de sus rasgos más paganos y festivos. Algo que aún colea hoy.
Quienes critican dentro del cristianismo que la Navidad se ha paganizado, que es una fiesta más consumista que religiosa, ignoran que en su origen la Navidad, trasladada al 25 de diciembre, incorporó muchos de los distintivos de fiesta pagana romana, algo que es criticado ya entonces por los cristianos orientales. De ahí que no hace mucho que los alemanes llegasen incluso a pensar en cambiar la fecha de La Navidad para poder celebrarla en otro día, despojada de su actual connotación pagana, cosa que no tuvo seguidores, ya que hoy la Navidad es más que la fiesta cristiana y religiosa del nacimiento de Cristo. Es una fiesta mundial de carácter familiar an la que cada uno celebra lo que mejor desea.
La verdad es que anteriormente a los romanos, la fiesta del 25 de diciembre era ya celebrada por los celtas. Era la fecha en la que el invierno había llegado a su ecuador. Y existen tradiciones de la Navidad que no nacen de la festividad cristiana, como la de los regalos, que suele atribuirse al relato de los Reyes Magos que llevaron obsequios al Niño Jesús. Ya en los ritos paganos del 25 de diciembre era tradicional "dar y recibir regalos". Se trata de una tradición que existía siglos antes de Cristo y que el cristianismo acabó apropiándose de ella. Hay hasta quién piensa que el relato evangélico en el que se narra que unos magos llevaron de regalo a Jesús oro, incienso y mirra fue creado para aplicar a la leyenda del nacimiento de Cristo la antigua costumbre pagana de cambiarse regalos en la fiesta del solsticio de invierno, el 25 de diciembre.
Lo que tampoco sabrá nunca la Iglesia es el año cierto en el que nació Jesús, a pesar de que nuestro calendario actual arranca paradójicamente de aquel año que desconocemos. En su tiempo, el calendario que regía en todo el mundo era el calendario romano, que se basaba en los años transcurridos desde la fundación de Roma. Según el calendario cristiano moderno, Roma se fundó en el año 753 antes de Cristo y, por tanto, este 2001 sería el 2754 de la fundación de Roma, el calendario romano data más o menos de un siglo después de la caída de Roma. La fecha y el año de Navidad fueron decididos por Dionisio el Exiguo en el año 525 después de Cristo. Dionisio decidió basar su calendario en el nacimiento de la fecha de Jesús, sólo que su problema era que tampoco él sabía el año en que Jesús había nacido. ¿Qué hizo? servirse de toda una serie de cálculos y adivinanzas personales. Se apoyó en la historia romana para hacer su cálculo. Sumó hacia atrás, los reinados de los emperadores, método que ya se había usado, por ejemplo en Egipto durante el reinado de los faraones para calcular fechas históricas. Un método que podría haber sido válido si Dionisio no se Hubiera equivocado. ¿En cuanto? Por lo pronto en un año, ya que se olvidó de calcular el año cero. Aún más. Cesar Augusto, que era emperador cundo nació Jesús, reinó también cuatro años bajo su nombre propio de Octavio, algo que Dionisio olvidó a la hora de hacer sus cálculos. Por tanto, ambos errores suponen una diferencia de cinco años, por eso, si Dionisio no cometió otros errores que desconocemos, Jesús nació el año cinco antes de nuestra era. O sea que hoy estaríamos por lo menos en el año 2006.
Quienes siguen negando la historicidad y considerando a Jesús más bien fruto y elaboración de un mito, piensan que los relatos de la Navidad de los evangelistas oficiales y de los mismos evangelios apócrifos nacieron más bien para aplicar la nueva religión, nacida del judaísmo, los mitos de las religiones más antiguas, comenzando por las prehistóricas. De ahí que se eligiera el 25 de diciembre para celebrar el nacimiento del jefe de la nueva religión que, desde muy antiguo, era la fiesta de iniciación, en la que los fieles del paganismo comían alimentos sagrados y bebían vino para obtener la salvación y la salud, gracias a la diosa de la Tierra, y alcanzar así la resurrección en el más allá.
La Navidad sería, pues, la metáfora religiosa heredada de otras fiestas antiquísimas de las religiones agrícolas. Metáfora religiosa que, según explica Francisca Martín-Cano Abreu en su trabajo sobre el significado astronómico del arte prehistórico y la religión, relata la culminación de la historia de la agricultura, en la que Jesús, al igual que Buda, Horus, Carpo, Sida, Misa y libera, se identifica con el fruto de la Virgen Diosa tras haber sido también semilla que convierte en fruto.
Según esta mitología, el mismo relato de Lucas, en el que aparecen un asno y un buey en el pesebre donde nació Jesús, tendría relación con la diosa soberana de los Animales, que da a luz entre animales. La iconografía cristiana imita la obra de arte pagana y en muchos casos le cambia el significado a las escenas. Por ejemplo, el famoso árbol de la vida de las antiguas religiones fue cambiado por el árbol del bien y del mal, y hasta acabó condenando la manzana, que era símbolo de inmortalidad, como fruto maldito.
Para los defensores de la hipótesis del cristianismo como mitología, dicha religión tiene origen en la primitiva religión agrícola, que supuso, según Martín-Cano, por parte de nuestros ancestros del Paleolítico, "el primer intento científico-religioso, basado en la observación, de explicar la naturaleza y sus complejos fenómenos, antes de que los conocimientos científicos descubriesen las leyes de los fenómenos naturales".
Todas las religiones primitivas se basaban en los hechos de la naturaleza, en la observación de los astros y en las estaciones ligadas a las cosechas. De ahí que en el nacimiento de las religiones aparezcan siempre elementos de la astrología. Así se explicaría que los evangelios hubiesen introducido en el nacimiento la historia de la estrella misteriosa que condujo a los magos hasta el pesebre donde Jesús había nacido. Una narración sin duda mítica, sin explicación científica alguna.
Lo más probable es que también al contar la historia del nacimiento de Jesús, del que poco o nada sabemos, se hayan introducido elementos de las antiguas mitologías. Baste recordar que muchos siglos antes de Cristo, el dios Mitra, según una leyenda popular, había nacido de una virgen el 25 de diciembre, en una cueva, siendo adorado por pastores y magos, obró milagros, fue perseguido, lo mataron, y resucitó al tercer día.
De ahí la historia tan poco probable de que Jesús naciera en un pesebre entre animales, visitado por tres reyes magos (el evangelio no habla de reyes, sino de magos orientales), o el de la estrella que les siguió, de la huida a Egipto y de la matanza de los de los inocentes por mano de Herodes. Sin embargo, hoy la Navidad cristiana, ha adquirido una connotación que no tenían las religiones primitivas que celebraban el 25 de diciembre las fiestas paganas del Sol: su carácter de búsqueda de paz para el mundo. Por eso, incluso personas de otras religiones o incluso no creyentes se sienten atraídas por esta festividad que evoca la solidaridad, la ayuda a los pobres, la unión de las familias, y la búsqueda de paz interior y exterior. Paradójicamente, esta Navidad vuelve a coincidir con el enfrentamiento entre religiones justo en los lugares que, según la tradición, vieron nacer crecer y morir –y para los cristianos resucitar- al famoso profeta de Nazareth que había soñado con un mundo donde los hombres supieran respetarse como hijos de un mismo Dios, al que él apellidó Padre.
Los Reyes Magos no son personajes creados por siglos de tradición cristiana. Su existencia, además de quedar bien testimoniada en el Evangelio, ahora es documentada por los descubrimientos arqueológicos.
Esta curiosa y extraordinaria revelación se encuentra contenida en una tablilla, en la que se han acuñado caracteres cuneiformes. Se trata de un auténtico documento astronómico y astrológico (entonces las dos disciplinas eran hermanas gemelas) que revela la existencia de una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis en el año 7 antes de Cristo.
Los Evangelios enmarcan el nacimiento de Jesús en tiempos del censo del imperio ordenado por César Augusto, cuando Quirino era gobernador de Siria, y en los últimos años del rey Herodes, quien falleció en el mes de marzo del año 4 a.C. Para los historiadores, Jesús nació unos siete años antes del año «0». El evangelista Mateo (2, 2) pone en relación el evento de Belén con la aparición de una estrella particularmente luminosa en el cielo de Palestina. Y es precisamente en este momento en el que la tablilla de arcilla ofrece un testimonio particular.
Existen muchas hipótesis sobre la estrella que vieron los magos ("magoi" en griego era la palabra con que se denominaba a la casta de sacerdotes persas y babilonios que se dedicaban al estudio de la astronomía y de la astrología) y que les llevó a afrontar un viaje de unos mil kilómetros con el objetivo de rendir homenaje a un recién nacido.
El 17 de diciembre de 1603, Johannes Kepler, astrónomo y matemático de la corte del emperador Rodolfo II de Habsburgo, al observar con un modesto telescopio desde el castillo de Praga el acercamiento de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis, se preguntó por primera vez si el Evangelio no se refería precisamente a ese mismo fenómeno. Hizo concienzudos cálculos hasta descubrir que una conjunción de este tipo tuvo lugar en el año 7 a.C. Recordó también que el famoso rabino y escritor Isaac Abravanel (1437-1508) había hablado de un influjo extraordinario atribuido por los astrólogos hebreos a aquel fenómeno: el Mesías tenía que aparecer durante una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis. Kepler habló en sus libros de su descubrimiento, pero la hipótesis cayó en el olvido perdida entre su inmenso legado astronómico.
Faltaba una demostración científica clara. Llegó en 1925, cuando el erudito alemán P. Schnabel descifró anotaciones neobabilonias de escritura cuneiforme acuñadas en una tabla encontrada entre las ruinas de un antiguo templo del sol, en la escuela de astrología de Sippar, antigua ciudad que se encontraba en la confluencia del Tigris y el Éufrates, a unos cien kilómetros al norte de Babilonia. La tablilla se encuentra ahora en el Museo estatal de Berlín.
Entre los numerosos datos de observación astronómica sobre los dos planetas, Schnabel encuentra en la tabla un dato sorprendente: la conjunción entre Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis tiene lugar en el año 7 a.C., en tres ocasiones, durante pocos meses: del 29 de mayo al 8 de junio; del 26 de septiembre al 6 de octubre; del 5 al 15 de diciembre. Además, según los cálculos matemáticos, esta triple conjunción se vio con gran claridad en la región del Mediterráneo.
Si este descubrimiento se identifica con la estrella de Navidad de la que habla el Evangelio de Mateo, el significado astrológico de las tres conjunciones hace sumamente verosímil la decisión de los Magos de emprender un largo viaje hasta Jerusalén para buscar al Mesías recién nacido. Según explica el prestigioso catedrático de fenomenología de la religión de la Pontificia Universidad Gregoriana, Giovanni Magnani, autor del libro «Jesús, constructor y maestro» («Gesú costruttore e maestro, Cittadella, Asís, 1997), «en la antigua astrología, Júpiter era considerado como la estrella del Príncipe del mundo y la constelación de Piscis como el signo del final de los tiempos. El planea Saturno era considerado en Oriente como la estrella de Palestina. Cuando Júpiter se encuentra con Saturno en la constelación de Piscis, significa que el Señor del final de los tiempos se aparecerá este año en Palestina. Con esta expectativa llegan los Magos a Jerusalén, según el Evangelio de Mateo 2, 2». «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle» preguntan los magos a los habitantes de Jerusalén y después a Herodes.
La triple conjunción de los dos planetas en la constelación de Piscis explica también la aparición y la desaparición de la estrella, dato confirmado por el Evangelio. La tercera conjunción de Júpiter y Saturno, unidos como si se tratara de un gran astro, tuvo lugar del 5 al 15 de diciembre. En el crepúsculo, la intensa luz podía verse al mirar hacia el Sur, de modo que los Magos de Oriente, al caminar de Jerusalén a Belén, la tenían en frente. La estrella parecía moverse, como explica el Evangelio, «delante de ellos» (Mt 2, 9).
Una tablilla descubierta hace quince años, y en poder del coleccionista suizo-israelí David Jeselshon, incluye una frase de importancia crítica, según Israel Knohl, investigador de la Universidad de Jerusalén: habla de un personaje que se rebeló contra Roma a finales del siglo I antes de Cristo y que fue resucitado al tercer día. Gijón, J. MORÁN La traducción de una borrosa palabra en una estela del siglo I antes de Cristo alimenta desde hace días la hipótesis de que a Jesús de Nazaret le aplicaron sus seguidores una antigua tradición judía: que el liberador del pueblo de Israel, el Mesías, tendría que morir y resucitar al tercer día. Esta idea, de corte nacionalista, restaría originalidad a la comprensión cristiana de la muerte y resurrección de Jesucristo, a quien precisamente la Iglesia considera fuera del encuadre nacionalista, al haber transmitido un mensaje universal de salvación.
El pasado martes, y justo en el sexagésimo aniversario del descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto (Qumram), Israel Knohl, biblista judío, presentó en el Museo de Israel su reconstrucción y traducción de la línea 80 de una tablilla de piedra caliza gris, de 90 por 30 centímetros, con 87 líneas en hebreo antiguo escritas en tinta -y extrañamente no talladas y, en gran parte, ilegibles- que recogen la denominada «Revelación de Gabriel».
Knohl postula que dicha línea se inicia con las palabras «Leshloshet yamin hayeh», es decir, «en tres días, vivirás». La palabra borrosa, o ilegible, es, en realidad, «hayeh» -vivo-, según Knohl, con lo que la frase completa se reconstruye de este modo: «Leshloshet yamin hayeh, anos Gavriel, gozer alekha» -«en tres días, vivo, yo, Gabriel, lo mando»-. La orden de Gabriel va dirigida al «Príncipe de príncipes», un personaje sobre el que Knohl conjetura que es Simón, un líder judío que se rebeló en el año 4 antes de Cristo contra la monarquía herodiana, sostenida por Roma. Simón actuó en la Transjordania, zona en la que se supone que fue hallada la tablilla. «Simón se declaró rey, llevó una corona, y fue percibido como rey por sus seguidores, que depositaron sus esperanzas mesiánicas en él», sostiene Knohl. El emperador romano Augusto aplastó aquella rebelión, pero los seguidores de Simón le consideraron resucitado a los tres días.
En suma, prosigue Knohl, «la creencia en un Mesías resucitado existió antes de la actividad mesiánica de Jesús». El investigador judío agrega que este descubrimiento «pide una revaloración completa de los estudios sobre el mesianismo», ya que «el concepto de la resurrección propio del cristianismo tendría su origen en la tradición judía anterior». Pero Knohl añade más: «Esta teoría ofrece nuevas ideas sobre Jesús, no como redentor de la Humanidad, tal como lo concibe el cristianismo, sino como un mesías cuyo objetivo era redimir al pueblo al que pertenecía, el judío».
Precisamente sobre este último punto opina Julián Herrojo, rector de la basílica del Sagrado Corazón de Gijón, y especialista en Arqueología Paelocristiana: «Jesús no es un líder nacionalista, es más bien antinacionalista, y rechaza en varios pasajes de los evangelios dar pasos en ese sentido». Por lo demás, Knohl «propone demasiadas conjeturas, que habría que comprobar, y en el terreno filológico, en el que yo no soy experto, hay que tener presente que el hebreo se escribe sin vocales y ello da lugar a muchas variantes», comenta Herrojo.
Eso sí, desde el punto de vista arqueológico, el rector de la basílica gijonesa considera que «habría que certificar el lugar de origen de la estela, aunque parece tener parentesco con los manuscritos del mar Muerto y con la literatura apocalíptica de Qumram».
Por otra parte, «la tradición del sufrimiento, muerte y salvación de un Mesías ya la contempla el cristianismo en el profeta Isaías». En definitiva, «la intención de muchos investigadores judíos es la de judaizar a Jesús, e insertarlo en sus tradiciones». Esta teoría de Israel Knohl «no posee un interés mayor», concluye Julián Herrojo.
Descubrimiento arqueológico vincula el judaísmo con Jesús
Lunes, 07dejuliode2008 | 04:15
El origen judíodeJesús no se pone en duda, aunque cabe especular si nació por la vía habitualdelos humanos o por mano divina. El hallazgodela PiedradeGabriel en la margen orientaldel Mar Muerto dice algo más: antesdeJesús, los judíos estaban persuadidos que el Mesías aparecerá, morirá y resucitará tres días más tarde. Tema que, según fundadas hipótesis, el propio fundadordel Cristianismo no ignoraba. Undescubrimiento que fortalece el empeño ecuménico y las afinidades entre dos religiones.
Hace pocos días, en conferencia celebrada en Jerusalén, el talmudista y profesorIsraelKanohel difundió un hallazgo notable. LaVisióndeGabriel,texto profético escrito un siglo antesdel nacimientodeJesús (su nombre original Yehoshua),descubierto en una piedra hallada en Jordania, en el lado orientaldel Mar Muerto, refiere que el Mesías vendrá, sufrirá y morirá, pero al cabodetres días habráderesucitar para asombro y veneracióndeunos y otros. Es altamente probable que Jesús conocía este texto ydealguna manera lo adoptó, o sus creyentes inmediatos lo difundieron.
La VisióndeGabriel contiene 87 líneas. Algunas palabras fueran borradas por el tiempo. Pero robustece la conviccióndeque los judíos, aplastados por el Imperio romano y por su representante el Rey Herodes, confiaban en que un Salvador habrádeaparecer a finderecuperar la identidad nacional trastornada. El judaísmo postulaba que el Mesías será "hijodeDavid " o "deJosé ", según voluntad divina. Y restablecerá la autonomía nacionaldelos judíos. Por esta circunstancia, cuando en el año 4 antesdeC. apareció un personaje llamado Simón y llamó a una revuelta contra Herodes que no tuvo éxito, el escepticismo se difundió en amplias porcionesdela población.
Este hallazgo arqueológico y textual gesta nuevas afinidades entre estas dos religiones separadas – con frecuencia artificialmente – por disputas teológicas y gestosdeviolencia. Apuntala la bienvenida tendencia hacia un diálogo sereno y universal. Cabe recordarlo.
Un equipo de arqueólogos jordanos afirma haber encontrado «la primera iglesia del mundo» en la ciudad de Rihab, a unos 40 kilómetros al nordeste de la capital, Amman. El templo habría servido de refugio a los 70 discípulos de Jesucristo que, según la tradición, se vieron obligados a huir de Jerusalén por las persecuciones religiosas.
Se trata, sin duda, de una «iglesia doméstica», pero incluye también una gruta con un espacio circular dedicado al culto. El director del Centro de Estudios Arqueológicos de Rihab, Abdul Qader Hussan, manifestó al diario «Jordan Times» haber localizado «lo que creemos es la primera iglesia del mundo, construida entre los años 33 y 70 de nuestra era.
Esta posible "primera iglesia del mundo" en la localidad jordana de Rihab, 40 kilómetros al noreste de Amán, ha sido describida por el jefe del Centro de Estudios Arqueológicos local, Abdul Qader Hassan, al periódico Jordan Times como " construida entre los años 33 y 70 de nuestra era".
El templo se encuentra bajo tierra, y sobre él se construyó otra iglesia, aún en pie, en honor a San Jorge.
Se trata de un descubrimiento "increíble" porque, según Hassan, "tenemos pruebas que nos hacen creer que el edificio acogió a los primeros cristianos, los setenta discípulos de Jesucristo" (que ya menciona Lucas en el libro de Hechos). Corrobora esta hipótesis que la Iglesia de San Jorge tiene un mosaico en el que se hace mención a "los 70 amados por Dios".
Según la descripción de Hassan, el templo tiene unos pocos escalones, su estructura es circular y cuenta con varios asientos de piedra para los sacerdotes.
Según el arqueólogo, esta cueva subterránea sirvió de residencia y lugar de oración para los cristianos cuando su fe aún era perseguida.
"Creemos que no abandonaron la cueva hasta que los romanos abrazaron la religión cristiana", añade Hassan, quien considera que fue entonces cuando se construyó la actual Iglesia de San Jorge.
La construcción sistemática de edificios dedicados exclusivamente al culto -iglesias tal como las conocemos hoy- empezó sólo después de que el emperador Constantino concediese la libertad religiosa a principios del siglo IV uniendo poder político y religioso.
En cuanto a la existencia de cristianos en esta región, los Evangelios relatan la predicación de Jesucristo en territorios de la orilla oriental del lago Tiberíades situados en la actual Jordania, y la conversión de algunos de sus habitantes. Relatan también viajes de Jesús a territorios de lo que hoy es Siria y de lo que hoy es Líbano, por lo que la posibilidad de que los primeros cristianos llegasen con su mensaje a estas regiones cercanas a Israel y su mensaje arraigase es más que probable.
Para el ayudante del Obispo de la Archidiócesis Griega Ortodoxa de la región, Archimandrite Nektarious, el descubrimiento es "un hito importante para todos los cristianos del mundo", tras lo que recordó que la única cueva similar en forma y propósito se encuentra en Tesalónica (Grecia).
Además, este experto destacó el valor de los hallazgos realizados en un cementerio próximo a la cueva. "Encontramos objetos de cerámica de entre los siglos III y VII. Los descubrimientos muestran que los primeros cristianos y sus descendientes vivieron aquí hasta el hundimiento de los romanos", apuntó Hassan.
Fuentes del Ministerio de Turismo jordano han confirmado que el Gobierno se hará cargo de este descubrimiento, con el objetivo de atraer al mayor número posible de visitantes.
Enormes construcciones de miles de años de antigüedad son la característica principal de Egipto, un país en el que la mayoría de su extensión está ocupada por el desierto del Sahara y al que el río Nilo, el más largo del mundo, da vida.
Egipto está de moda y eso es indudable. Pero el furor por este país árabe situado en el extremo más seco y árido de África, comenzó en 1922 con el descubrimiento, por parte de los ingleses Howard Carter y Lord Carnarvon, de la tumba de Tutankamon. Esto provocó un acercamiento del antiguo Egipto al mundo occidental.
La primera parada egipcia es El Cairo una ciudad única en el mundo. El gran zoco o mercado Jan el Jalili es uno de los lugares más típicos de la capital. Situado en el centro de la ciudad, su historia se remonta al siglo XIV. Aquí se puede comprar casi cualquier cosa a precios que dependerán de la capacidad de regateo del visitante.
Otros lugares de obligada visita en El Cairo son la mezquita de Amr Ibn El Aas, la más antigua de Egipto y África que data del año 641; la Torre de El Cairo, la más alta de Oriente Medio con 187 metros y el museo de El Cairo que posee más de cincuenta siglos de historia faraónica.
MONUMENTOS GRANDIOSOS Desde El Cairo hay excursiones a los monumentos faraónicos próximos. Menfis es la antigua capital de Egipto, fundada en el 3.100 a.d.C por Menes (primer rey de la primera dinastía). Se encuentra a 24 kilómetros al sur de El Cairo y en ella se puede divisar uno de los dos colosos de Ramsés II hecho en caliza con una longitud de 13 metros. Allí también se encuentra la Esfinge de alabastro cuyo origen está en la dinastía XIX.
Saqqara es la necrópolis más antigua del Egipto faraónico (2375-2345 a.d.C.). Se encuentra muy próxima de la pirámide de Unas, último rey de la V dinastía, en la meseta del desierto del sudoeste de El Giza, cuya importancia recae en los jeroglíficos de la cámara funeraria. Pero la pirámide más importante de la zona es la escalonada de Zoser. Perteneciente a la III dinastía, es la más antigua y la primera construida en piedra. Está dividida en seis grandes niveles o escalones de 60 metros de altura.
Al otro lado del río desde El Cairo se encuentran las pirámides de El Giza que pertenecen a los faraones de Keops, Kefren y Micerinos. La Pirámide de Keops es la única de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo que aún sigue en pie y la más grande de las tres. Originariamente, tenía una altura de 150 metros y estaba formada por más de dos millones de bloques de piedra de más de dos toneladas cada uno.
También en El Giza se encuentra La Esfinge, con el desfigurado rostro del faraón Kefren debido, al parecer, a los disparos de los mamelucos.
La siguiente parada en el recorrido por Egipto es Tebas, en el Alto Egipto, uno de los lugares más sorprendentes e importantes del país. Fue capital del Imperio Nuevo (1550-1070 a.d.C) y hogar de Amón Ra, dios supremo del que provenían los faraones. En este lugar se alzan los templos de Karnak y de Luxor.
El complejo de Amon-Ra Karnak es el monumento egipcio más abrumador. El recinto en el que se halla abarca una extensión de 25 hectáreas en las que figuran 20 templos y santuarios más pequeños como el templo de Pta, Mut o Jonsu.
Por su parte, el templo de Luxor tiene una extensión de 230 metros dedicados a la fertilidad por lo que asume una forma fálica. La mayor parte del templo fue construido por Amenofis III, ampliándose posteriormente con importantes estructuras añadidas por Tutankamon, Horemhen, Ramsés II y Alejandro Magno.
EN TIERRA DE MUERTOS En la otra orilla izquierda del río (el reino exclusivo de la muerte) se hallan el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas en los que enterraban a los faraones y sus esposas tras ser embalsamados y momificados. Muy pocos sepulcros se hallan abiertos al público aunque en los que se pueden visitar hay pasillos cuidadosamente decorados que conducen a los aposentos.
Pero la ciudad más importante del Alto Egipto es Assuán que se remonta a principios del Antiguo Imperio (2575-2143 a.d.C.) y está ubicada en la parte derecha del río. Esta ciudad todavía conserva muchos de los vestigios de su pasado como el Obelisco Inacabado, el templo de Philae o el de Kalabsha, la isla Elefantina, el jardín botánico de la isla Kitchener o el Mausoleo de Agha Jan. También se puede visitar la Alta Presa, construida en los 60 desde la se puede divisar el templo de Kalabsha.
A 290 kilómetros de Assuán se encuentran los dos templos de Abu Simbel excavados en la roca y ordenados construir por Ramsés II. Estos templos forman parte del Museo al Aire Libre de Nubia y Asuán que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979. El templo mayor, o de Ramsés II, es el mejor conservado de Egipto. El otro templo está dedicado a Nefertari, la esposa preferida del faraón.
Para descansar de tanto templo no hay nada como las orillas del mar Rojo. La ciudad turística más popular es Hurgada que cuenta con playas de arena dorada y agua templada y cristalina. Además, posee una flora y fauna marinas muy ricas que viven entre los arrecifes de coral. Sólo hacen falta unas gafas de bucear y un tubo para disfrutar de estos pequeños ecosistemas. Además, muchos hoteles en las costas del